LA FILOSOFÍA DE LO INEVITABLEMENTE CAÓTICO
La filosofía puede ser abordarla desde un problema amplio, desde otro más reducido o desde un concepto. Volviendo ejemplo esta afirmación tendríamos este particular: podemos acercarnos a la Estética como un problema; al “juicio estético”, restringiéndolo más, o sólo tomar el concepto de “gusto”. Naturalmente todos estos aspectos son problemas y la naturaleza de esta división obedece a grados de restricciones.
Es una obviedad, retomando ese mismo ejemplo, que el concepto de “gusto” se comprende mejor dentro del gran problema estético que lo cobija.
Ahora bien, cuando se habla de los problemas de la filosofía tradicionalmente nos referimos a sus grandes preocupaciones. Cada uno de éstas tiene un objeto de estudio, una historia, unos objetivos, etc.
Si queremos escribir literatura corta para jóvenes, nos encontraremos con la necesidad de estrechar los problemas. En el caso de la Estética sería un asunto muy complejo pretenderla desarrollar en unas páginas, sin que el lector pierda el interés. Siendo comedidos sólo alcanzaríamos a plantear sus preocupaciones.
Con esta aclaración quería justificarles por qué decidí dejar algunos asuntos filosóficos como abrebocas no más, o por qué me concentré en unos cuantos conceptos. La intención era motivar y provocar al lector, ofreciéndole una vitrina, no una bodega de ideas.
A continuación encontrarán bosquejada la vena filosófica que hay en cada uno de los sucesos de la novela. Para esto, haré una síntesis que, incluso, puede servirle a los lectores de “lo caótico” como antesala para cada suceso.
CAYENDO PA’RRIBA, SALIENDO PA’DENTRO Y MINTIENDO CON LA VERDAD
Este episodio distingue cuatro conceptos estrechamente relacionados que la mayoría de las veces son confundidos: la verdad y la falsedad, por un lado; la sinceridad y la mentira, por el otro.
El primer par de conceptos, se refiere al acierto o desacierto de una afirmación o una concepción, desde el punto de vista epistemológico. Se trata de saber si una afirmación es cierta o incierta con relación a una realidad. Para esto se buscan criterios o respaldos que apoyen o desaprueben el enunciado.
El segundo par de conceptos tiene que ver con la intencionalidad de una afirmación u opinión, desde lo moral. En esta situación nos preguntamos si lo expresado por un sujeto, corresponde con sus pensamientos o sentimientos, para lo cual buscamos evidencias que sustenten cualquier intencionalidad.
Distinguidos así, no toda verdad es una sinceridad ni toda falsedad es una mentira. Podemos decir una verdad, casualmente, aunque estemos mintiendo, o podemos incurrir en un error sin que estemos mintiendo.
El otro problema fundamental que desarrolla el primer suceso son las clases de verdades: absolutas, objetivas, relativas y subjetivas. Son cuatro formas de decir la verdad, sin que haya falsedad, y van desde la certeza universal hasta el convencimiento individual.
Una verdad absoluta vale para todos y en todo tiempo, sin restricciones; una objetiva vale para todos, pero puede cambiar. Una verdad relativa vale en cierto sentido; una subjetiva, es cierta para un individuo.
El objetivo de este episodio es, entonces, desarrollar estos conceptos y esclarecer lo que parece paradójico.
PENSAMIENTOS ESTOMACALES
El problema de lo uno y lo múltiple es un debate de los antiguos filósofos. En nuestra época este tema puede incorporarse y modernizarse en la “ley de lo simple y lo complejo”, uno de los principios de la Teoría del Caos.
En el suceso de Pensamientos Estomacales se alcanzan a ver algunos aspectos de este problema tan antiguo como nuevo.
Supuestamente algo es compuesto, porque se compone de partes simples; sin embargo nada es tan simple como para que no se divida en partes más simples todavía. De ahí que uno de los personajes se atreva a decir que lo compuesto se compone de lo simple, y lo simple de lo compuesto.
Incluso, al tratar de contar las unidades que hay entre el uno y el dos, por ejemplo, nos encontramos con que no hay una sola, sino infinitas: 1.1,1.2,1.3,1.4,1.5, etc.
Precisamente Zenón de Elea sostenía que para recorrer un camino había que recorrer primero la mitad; pero antes la mitad de la mitad, y antes la mitad de la mitad de la mitad, y así hasta el infinito. Ahora bien, si un piloto de la Fórmula Uno apostara una carrera con una tortuga, obviamente dándole una ventaja a la contendora, no la alcanzaría nunca; porque entre la tortuga y el piloto hay un camino que se divide en infinitas mitades.
Por eso la ventana de una casa es tan grande como la casa misma, pues ambas se dividen en infinitas mitades, hablando teóricamente.
Si bien algunos argumentos de este debate han sido rebatidos u olvidados, su desarrollo no sólo nos impone un ejercicio mental, sino que además nos hace comprender que lo razonable no siempre es verdadero.
VIAJE AL CINISMO
El cinismo fue una visión y, a la vez, una forma de vida muy controvertida. Los cínicos vivían como pensaban sin importar las consecuencias o lo extravagante de sus conductas.
En este capítulo se hace un viaje en el tiempo, en versión teatral. Se recrea la vida de los cínicos y, especialmente, la de Diógenes. Está basado en diversas leyendas que se han acomodado aquí, para darle un sentido al texto y una amplia visión de estos filósofos.
Una vida sencilla, sin lujos, viviendo con lo necesario, es a lo que apuesta el cinismo. Aquí no hay nada escandaloso, sino cuando se profesa la insensibilidad del dolor propio y ajeno, o cuando se rompe con muchas normas y costumbres morales.
Este viaje no pretende ser un ejemplo para seguir a ciegas; es una ocasión para reflexionar sobre los principios y conductas del hombre.
SALAO V.S. PESIMISMO
Las Leyes de Murphy no son exclusivamente de Murphy, su inspirador, son un compendio de leyes que constantemente se enriquecen de las experiencias de muchas personas del planeta. Y la médula que atraviesa esta diversidad es el pesimismo.
Las leyes utilizan sentencias cortas que algunas veces se clasifican en diversos temas, pero que no tienen un orden sistemático. Resaltan situaciones negativas de la vida cotidiana como de cualquier aspecto humano. Pero los protagonistas de este suceso nos harán ver que muchas de estas situaciones adversas se pueden evitar o, incluso, son más motivos de risa que de compasión.
Por estas razones, aunque le demos a las Leyes de Murphy un estatus de Filosofía Popular Pesimista, no podemos confundirla con la filosofía pesimista abanderada por Schopenhauer.
La filosofía pesimista, en cambio, se basa en lo irremediable de la naturaleza del hombre, en su origen oscuro y su destino incierto. Su visión negativa de la vida nos deja una desesperanza digna de compasión.
D E S M E N U Z A N D O L A H A M B U R G U E S A
Hace mucho tiempo David Hume inició un serio debate sobre el fenómeno de la causalidad. Advirtió que entre la supuesta “causa” y el presunto “efecto” de cualquier fenómeno, había relaciones arbitrarias impuestas por el hombre. Los agüeros, por ejemplo, son el producto de asociar una causa errónea a un efecto que parece ser su producto, pero que en realidad no tiene nada que ver.
Considerando, en parte, estas advertencias, Santiago hace un análisis desde Aristóteles hasta la Teoría Contrafactual, del fenómeno causal.
Con una simple Hamburguesa el maestro explica las cuatro clases de causas expuestas por el anterior filósofo griego: causa eficiente, final, material y formal.
También se examina una cadena causal, que es el resultado de las causas indirectas y la causa directa de una situación. Además, se ejemplifica cómo una causa puede producir diversos efectos, y cómo un efecto puede ser el resultado de múltiples causas.
Termina este episodio, con el análisis de una anécdota muy particular que nos revela la complejidad de la teoría contrafactual. Santiago muestra que aún el fenómeno más simple es el resultado de infinidad de cadenas causales. Pero siempre habrá, concluyendo, alguna o algunas causas que “marcarán la diferencia” para que un efecto se dé.
E L U N I V E R S O P A R A T I
“El universo para ti” no es un gigantesco regalo que te han prometido, es la forma cómo se presenta el universo para ti.
El mundo, tal como lo contemplamos, es la imagen que tenemos de él. Lo vemos como somos y no exactamente como es. Y si observamos el firmamento lo percibimos como fue y no como es.
En una noche estrellada Santiago y sus amigos empiezan a indagar por aquellas cualidades de las cosas, y redescubren algo que desde Descartes y pasando por Locke empezó a preocupar a los filósofos y los científicos de hoy: cuánto alteramos la realidad que contemplamos.
Recordando apenas algunos clásicos en este suceso se indaga por aquellas características que están en las cosas mismas, las que dependen de otras circunstancias y, en especial, las cualidades que dependen de nuestra percepción. Lo curioso es que las cualidades las vemos dentro de las cosas mismas, pero no nos percatamos, por ejemplo, que el peso de una roca no está dentro de ella ni depende de su gran tamaño, sino de la gravedad. No nos damos cuenta de que el amarillo de un pollo no es un color que esté en sus plumas, sino una interpretación de nuestro cerebro.
Indagando sobre estas cualidades, llegando, incluso, al absurdo de negar la realidad física, la comunidad de Santiago rescata la trilogía “sujeto, objeto e imagen del objeto”, y también insinúa cómo las modernas Teorías Cognitivas han tomado, en relevo y como suyo, el problema de la Teoría del Conocimiento.